viernes, 23 de noviembre de 2018

Narcopolítica, el veneno de la democracia

NARCOTRAFICO Y POLÍTICA LOS ETERNOS AMANTES 
-RAUL R. BERRA

"Si en México no se juzga a nadie por lavar millones de dólares de un cártel del narcotráfico, como ahora ocurre en Estados Unidos con el presunto cómplice de Lilian de la Concha –la ex-mujer de Vicente Fox–, es porque la narcopolítica ha penetrado hasta la médula del Estado y sus integrantes.

En nuestro país todo mundo sabe que existe un alto grado de participación de la economía criminal en el sistema político, pero es un tabú mencionarlo, tanto en los medios como en el discurso político de legisladores y de funcionarios públicos ya que tiene implicaciones muy graves que pueden ir hasta la muerte violenta. El mismo presidente Calderón dice que no cuenta con elementos jurídicos para señalar a nadie en particular, a pesar de que es obvia la protección y favores de muchos políticos a los narcos, quiénes buscan alcanzar el poder y conservar e incrementar sus ganancias políticas.
Esta fuerte infiltración del narco propicia el fracaso de la mayoría de los operativos federales, ya que los mecanismos para eludir esta problemática ocasionan un costo muy alto para el Estado, además es evidente que al golpear a los narcopolíticos se ataca a las estructuras partidarias, se rompen acuerdos en las Cámaras y se crea una mayor inestabilidad en el sistema político. Por lo que hasta ahora, Calderón no se ha atrevido a apresar a ningún político importante que tenga ligas con el narco, aún cuando existen claras evidencias de que esos vínculos existen.
Es muy probable que si Calderón realizara ahora esas denuncias debilitaría a los grupos políticos y candidatos que buscan prematuramente la sucesión presidencial, por lo que está guardando esas acciones para una fecha más cercana a las elecciones del 2012, para no dejarles margen de maniobra a sus opositores, tal como sucedió en el 2006. Pero al margen de las estrategias que implemente el Poder Ejecutivo para combatir a la narcopolítica, existen varios factores internos y externos que inhiben sus acciones y no permiten pronosticar un futuro halagüeño en el corto plazo para este complejo y cruento fenómeno de índole global.

Por una parte, los funcionarios públicos de todos los niveles fingen ser ajenos al fenómeno de la economía criminal y buscan por todos los medios, transferir la grave responsabilidad de la seguridad pública a los organismos policiales y judiciales encargados de delitos federales. Y a partir de fines del 2006 al Jefe del Ejecutivo quién se auto ungió como Gran Jefe de las Fuerzas Armadas en su lucha contra el narco, al margen de la normatividad Constitucional y con los pésimos resultados que son conocidos en todo el mundo
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